martes, 30 de diciembre de 2008

Detrás del mostrador.

Esperando sobre líneas incongruentes
Encuentro que sigo apartado del verdadero significado
De la palabra libertad,
Postrado en un instante, en una mirada
Que tal vez nunca llegará,

Esperando una llamada inesperada e irreverente
Que de un giro de 360 grados
A la monotonía del aparador que se encuentra
Frente a mí,
Anclado sobre los rayos del sol de un domingo azul miro pasar
El suspiro del viento con tu aroma en su piel,

Esperando caigo,
Y caigo,
Y caigo,
Y sigo cayendo

En la espesa e incierta
Sobriedad de la letanía angustiante
Que somete a mi corazón a creer que la paz
Que tanto anhelo tal vez no llegará,

Esperando mantengo mi mente ocupada,
Viviendo en una realidad alterna,
Escapando de la amargura que me produce
Estar perdido en el vértice de una pendiente que me arrastra
Hacía la autodestrucción,

Fluyendo inertemente en un río que despierta
Mis fantasías de antaño,
Olvidándome del pasado, renaciendo con fuerza
Dentro de una superación que me lleve por fin a encontrarte,
Más allá del tiempo que me tome
Enfrentar el riesgo de evolucionar para siempre
Mi persona,

Más allá de una determinación que haga
Cimbrar mi nombre con carácter
Sobre las paredes maltrechas de la sociedad
Que me asfixia a cada instante.
Dejando que mi corazón muera lentamente para volverse duro
Y deje de sentir
Debilidad.

Entendiendo de la manera menos gentil
Que la nobleza a veces no es un arte,
Rompiendo y dejando salir por fin de lo más profundo
La exasperación de mi verdadero ser que clama respirar por vez primera
Fuera de mi pecho,
Esperando una oportunidad sorprendentemente
Ungida y urgida de no llegar a ser
Por siempre solo el amigo
Que provea de seguridad tus anhelos, tus sueños;
Y tu vanidad,

Saliendo al mismo tiempo de esta cárcel
Que corta de tajo mi libre albedrío
Para no mantenerme esclavo a la coquetería tus encantos,
Para dejar de ser seducido y abducido por el desquiciante pensamiento de
Tener el sabor de tus labios
En los míos.

De tener tu piel perfectamente suave,
De mantener tu aliento eternamente calido
Cerca del mío.

Ojalá esta noche se acabara tu magia,
Ojalá que la lluvia borrara tus huellas de mi camino
Para siempre.

Ojalá pudiera olvidar tu mirada,
Para gritarte desde aquí que no me importa lo que pasa con tu vida fuera de aquí,
Para tratar inútilmente de probarte
Que mi semblante no se ilumina cuando escucho hablar de ti;
Y seguir fingiendo cuando me sonrías
Y te mire pasar tan cerca de mí
Día tras día.

Tal vez jamás serás mía,
Quizás en tus planes no estoy contemplado,
Pero no me cansaré de tratar de mostrarte
Que lo que realmente importa está concentrado
En mi interior.

Sigue tu camino si quieres,
Con el tiempo se aprende que la diferencia entre lo mejor
Y lo peor que puede pasarte en la vida
Está petrificado en un instante,
En una fracción de segundo
Que se convierte inesperadamente en una oportunidad,
En un vaivén trepidante
Que te arrastra violentamente (de una forma u otra) hacia
La trascendencia de la misma existencia,

Hacia una explosión inexorable de lo finito
Y lo infinito,
Que se pierde paulatinamente en el horizonte lejano de
Tus ojos al anochecer;
Y de esta pasión angustiante

Que siempre, siempre,
Paralela, inocente e irremediablemente
Seguirá junto a ti...
Detrás del mostrador.

1 comentario:

Devedian dijo...

He he algo extensa no?
Oh nostalgia :)
Que no te consuma la costumbre querido Vic.