Pasado el mediodía camino rumbo
A tu trabajo,
La plaza del pueblo está habitada por hombres y mujeres.
Manos curtidas y bronceadas por el sol
De tierra caliente.
El reloj de la iglesia marca las dos y media de la tarde
Y el calor embriaga las calles tan viejas como el mismo sol.
Bajo lentamente a través de la calle principal
Ante la mirada curiosa de la gente, finalmente te encuentro
Tan radiante y alegre esperándome,
Te robo un beso, salimos caminando sonriéndonos y
Damos vuelta en la esquina para perdernos entre las calles.
Platicamos cálidamente sobre banalidades,
Nos abrazamos y nos besamos largo rato, tanto que pierdo la cuenta
De los besos que te he robado,
Me pierdo en tu sonrisa y río de tus vivencias semanales,
Te cuento de mil cosas mientras el tiempo escapa
Pavorosamente.
A veces el silencio sutil en el que te sumerges
Aviva aún más tus ojos negros;
Y yo solo te abrazo y me pierdo en tu piel trigueña
Mientras beso una y otra vez tu mejilla.
Sigues siendo aquella niña consentida y mimada que conocí,
Pero lejos de incomodarme pareciera que te sigo
Malacostumbrando a mí presencia
Tan condescendiente.
Que importa, dentro de dos semanas seguiremos en
Esta esquina sumergidos en el mismo
Ritual que lejos de alejarnos nos acerca a un futuro
Incierto, quizá prometedor.
Pronto dejarás de sentir miedo y yo dejaré
De ser quizás el ingenuo aquel
Que perdió tantos amores para convertirse
Por fin
En vencedor.
sábado, 25 de octubre de 2008
En la esquina.
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1 comentario:
con que en la esquina no te quedes..... pero abrazado de un poste, todo esta bien....
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